Desde sus orígenes, el fútbol es un deporte ligado fuertemente a la clase trabajadora, con miles de historias de esfuerzo, resistencia, supervivencia y superación, a pesar de todo y de todos. En un rincón de Sudamérica, pero con una innegable conexión europea, Deportivo Español es un fiel reflejo de lucha, sentido de pertenencia y amor por los colores.
La historia del Club Deportivo Español comenzó a escribirse el 12 de octubre de 1956, cuando un grupo de españoles residentes en Argentina, reunidos en el Centro Betanzos de la Ciudad de Buenos Aires, tomaron la decisión de fundar un club de fútbol pero, también, una entidad social, cultural y deportiva que brindara un espacio tanto a la colectividad española como a las diferentes colectividades residentes en Argentina.
Su escudo emula el contorno de España en los mapas y lleva los colores celeste y blanco en alusión a la selección argentina y el rojo, situado en el lado más cercano al corazón, por la selección española. De esta manera, sus fundadores pretendían reflejar la unión entre ambos países a través del fútbol, el deporte más popular a ambos lados del Oceano Atlántico. El primer uniforme que utilizaron, como no podía ser de otra forma, fue una camiseta roja con pantalón y medias azules. Esa primera equipación, incluso, llegó desde España envíada por la Federación Española de Fútbol, tal y como la utilizaba en ese entonces su selección nacional.
La inauguración oficial del Estadio España tuvo lugar el 12 de febrero de 1981 con un partido amistoso contra el Deportivo La Coruña con victoria local por 1-0, en un estadio que originalmente contaba con capacidad para 18.000 espectadores. En octubre de 1996, cuando el club celebrara sus primeros 40 años, el Estadio Nueva España abrió sus puertas en la misma ubicación, pero con varias reformas, incluido el sistema de iluminación. La capacidad se amplió 32.500 personas, lo que lo convirtió, en aquel momento, el vigésimo estadio on mayor capacidad de Argentina. La inauguración se celebró con un partido entre los equipos de Deportivo Español de 1966 y 1984, ambos campeones de los torneos de Primera B de los respectivos años.
En el plano deportivo, podemos destacar que en 1985, Deportivo Español, comenzó su segunda incursión en la máxima categoría del fútbol argentino y se mantuvo allí por más de una década. Durante esos años, además de jugar contra los equipos más importantes del país, también participó en torneos internacionales e, incluso, formó parte de la Copa Presidente, en 1987, disputando partidos en Japón y Corea.
Desafortunadamente, las últimas décadas de Deportivo Español estuvieron marcadas por problemas económicos y diversos intereses políticos y empresariales por los terrenos que ocupa el club. En 1993, el empresario Mauricio Macri (antes de ser presidente de Boca Juniors, intendente de la Ciudad de Buenos Aires y Presidente de la Nación) ofreció un apoyo económico de 15 millones de dólares y la llegada de César Luis Menotti (reconocido entrenador, campeón el mundo con Argentina en 1978) para que el equipo pudiera lograr la permanencia en primera; pero con la condición de cambiar el nombre del club y trasladas sus partidos de local a la ciudad de Mar Del Plata, a 400km del Estadio Nueva España. Por supuesto, los socios e hinchas se opusieron por completo y rechazaron la oferta del empresario.
En 1998, debido a una serie de inconvenientes financieros y numerosas peticiones de quiebra, una órden judicial cerró las puertas del club. Aunque sólo duró unos días, fue un aviso de lo que sería el futuro del Deportivo Español. Al año siguiente, sufrió el primer y único caso en la historia del fútbol argentino en el que un club solicitó la quiebra de otro: Boca Juniors, con Mauricio Macri al mando del club, reclamó deudas impagas por jugadores cedidos. Tras el descenso de Deportivo Español a segunda y tercera división, las órdenes judiciales de cierre continuaron. En primer lugar, por tres meses, luego ordenaron el cierre definitivo. Si hay algo que nunca quiebra, es el sentimiento de los hinchas por su equipo. Fueron ellos quienes se encerraron en el club, como forma de protesta para impedir la subasta de los activos de Español.
El destino del club ingresó en un laberinto legal a comienzos de este siglo. En medio de todo ello, estaba la angustia de los hinchas, su recuerdo, su pasión. Como parte del proceso de quiebra, en 2003, se ordenó el cierre total del club, incluido el estadio. Los equipos de fútbol de Español comenzaron una procesión por diferentes estadios para sus partidos de local como, por ejemplo, All Boys, Ferro o Comunicaciones. No fue hasta 2007 que el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires adquirió las instalaciones del Deportivo Español y cedió los terrenos que comprendían al estadio y algunas otras instalaciones que lo rodean, pero no el total de los terrenos. La imagen del estadio, luego de 4 años de total abandono, era desoladora. Una vez más fue la iniciativa, la fuerza y el trabajo de socios, hinchas y vecinos los que le devolvieron al Estadio Nueva España su color y su razón de ser.
En sus mejores años, el Deportivo Español llegó a contar con más de 25.000 socios. Mientras en el fútbol profesional se codeaba con los grandes equipos argentinos, en su enorme predio (que era la envidia de los clubes más poderosos) se realizaban innumerables actividades como natación, básquet, tenis, hockey o handball. Español era el lugar dónde se llevaban a cabo las reuniones más importantes de la colectividad española en Argentina y sus diversas actividades sociales, incluso el ex presidente español Felipe Gonzáles lo visitó.
A pesar del poder político, económico y judicial, Español se mantiene de pie. Quizás sin un pedazo de papel que lo haga dueño, pero con un inmenso sentido de pertenencia sobre esa tierra. Español es sinónimo el desarrollo de esa zona de la ciudad en el pasado y, actualmente, es el refugio de más de 2000 chicos y chicas que practican distintas actividades en el club.
Deportivo Español sigue vivo, principalmente porque sus socios e hinchas mantienen viva la llama de la pasión. Esa misma llama que los enciende cada vez que tienen que luchar y defender a su club, que los lleva a gritar, una y otra vez, que “¡Español no se toca!”.
“El fútbol siempre debe ser un espectáculo”, Johan Cruyff
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